domingo, 20 de mayo de 2007

CANCIONES ANTES DE UNA GUERRA

María Pagès está que no para. Tras dar a conocer el proyecto en el que está trabajando, junto a Miguel Gallego: construir un teatro exclusivo para el flamenco; continúa con su espectáculo “Canciones, antes de una guerra”, una actuación a la que no deben faltar, y desde aquí les daremos la guía para que puedan disfrutarlo como se merece. Ya ha visitado gran parte de la geografía nacional pero ahora le toca a los ‘pequeños teatros’ disfrutar de este arte.


Para saber algo más...
Como ya saben muchos de ustedes, y si no es el caso siempre es interesante conocer algo más, el flamenco nace prácticamente bajo una confrontación de culturas que conviven en las provincias de Andalucía: árabes, judíos, cristianos, gitanos y sudafricanos, estos últimos se unieron a partir del S.XVI; tomando de cada uno de ellos un elemento, como por ejemplo son los giros de cintura en las mujeres o el muy constante hecho de bailar en círculo con una persona que marque el ritmo del resto, así como las melodías del mundo árabe. Luego entenderán el por qué de esta introducción: sacarle mayor jugo al espectáculo. Si existe un rasgo que marca la idiosincrasia del flamenco es el mensaje que desea transmitir, la proclama de un extremo dolor o alegría, tanto en su música, bailes y voces. Y María Pagès, lo ha recuperado esta vez.

Que empiece el espectáculo

El espectador se percata de que el espectáculo comienza cuando las luces se apagan, ante un escenario oscuro y vacío comienzas a escuchar una guitarra, poco a poco la escena va tomando vida…, aprecias la existencia de un banco, varios hombres invaden el espacio, unos con un cajón flamenco en la mano, todos van ocupando su sitio…, otros sacan una escalera al tiempo que indican que todo esta preparado con un símbolo, acabar de ponerse la chaqueta… . Y es que si hay algo que caracteriza a María Pagés en sus coreografías es el purismo, el espectador es testigo de todo y que el telón se sube sólo una vez.

Cuando todo está preparado palmas y tacones comienzan a alternarse con los golpes del cajón, ante esta rivalidad y sin apenas darte cuenta se forma un círculo lleno de bailarines que con sus movimientos forman la primera coreografía. Los bancos que antes hemos mencionado se ocupan por los músicos: guitarras y cantantes, y con la luz como aliado para indicarnos donde están.
Así es como nos dan paso al segundo acto, de nuevo se ha producido el vaciado del escenario y de nuevo la luz guía al espectador, unos farolillos y pequeñas luces rojas te avisan de algo nuevo; música de un puro rock&roll bailado con tintes flamencos: taconeos y palmas se combinan en círculos, filas separadas de hombres y mujeres, movimientos en parejas y simetrías de filas una perfecta combinación de dos estilos de baile antagónicos, que fácilmente podrían salir de Broadway.



En la nueva pieza, el ángulo superior derecho se ilumina, y de él sale la primera bailarina: María Pagés bailando con la música y la letra de Concha Piquer “Tatuaje” mientras las cinco parejas del anterior rock&roll permanecen quietas, le responden con movimiento sólo las mujeres, un rasgo muy flamenco, para ir abandonando el escenario poco a poco.

Es el turno de los hombres que con dos ángulos iluminados de forma confrontada vuelven a ocupar el escenario, una simetría perfecta y con todos los giros hacia el mismo sentido. El resto de acto se va sucediendo.

Una continuidad de coreografías se enlazan, compartiendo únicamente la temática de sus canciones.
La música en la que predomina la guitarra juega un papel imprescindible en el espectáculo. Todo tipo de estilos se “aflamencan”, digo esto porque todo lo quieren “hacer suyo”, canciones como “Blues Dingue” suma al saxofón una serie de taconeos y palmas que la hace propia, tomando como precursores inmediatos de esta cocktail de estilos musicales contrapuestos a Camarón de la Isla y Enrique Morente. Además de las voces en vivo de Ana Ramón e Ismael de la Rosa nos encontramos con la fuerte voz de Tsidii Le Loka, una africana que te hace estremecer al oír su voz. Elementos contrapuestos que enriquecen el espectáculo, que a pesar de creer que nada tienen que ver, si tienen relación y mucha, giremos la vista atrás a los orígenes del flamenco.
Las canciones que se bailan tienen entre otros la letra de Antonio Machado, Miguel Hernández o cantautores como Joan Manuel Serrat.

No podemos olvidarnos de su papel: el espectador. Que acaba creyendo lo que los bailarines intentan transmitirle, tensión y disputa así como el sentimiento de paz toman forma en la mente del público. La tensión es transmitida con tacones de planta y tacón cada vez más intensos con movimientos más exacerbados y notas en la guitarra más rápidas, por el contrario en el momento que María Pagés baila sola “Nanas de la cebolla” en la silla te encuentras relajado, son movimientos mucho más dulces en los que predominan los brazos en lugar de los zapatos, una iluminación más clara y una voz de mujer en lugar de una grave masculina. En definitiva, elementos que provocan sentimientos.

El riego ...

Un espectáculo de flamenco contemporáneo, que combina elementos contrapuestos. Como afirma Alicia Mederos en su libro “Flamenco”, denomina “nuevo flamenco” como “una serie de intérpretes y compositores surgidos en las últimas décadas del siglo XX que han incorporado ritmos procedentes de otras músicas a la tradición flamenca con la intención de enriquecer y hacer evolucionar este estilo” y por supuesto también nombra a los que fueron pioneros y denomino a mi juicio predecesores del estilo coreográfico de María Pagés: Antonio Gades, Mario Maya y Manuela Carrasco.
El simple hecho de llevar a un escenario “Imagine” de John Lenon corre un riego muy grande de no ser aceptada por parte del público. Así como incluir en su espectáculo, echando una mirada al punto anterior dedicado a la música, la potente voz de una mujer sudafricana como ya hemos comentado, un escándalo bien aceptado para muchos de los que ocupaban posición en el teatro conmigo bajo su desconocimiento de que el flamenco también nace con la aportación de esta cultura. Que en esta ocasión se mide con el perfecto equilibrio de una puesta en escena, donde todos y cada unos de los elementos tienen un valor, ‘su valor’. Para que os hagáis una idea os dejo este vídeo.

1 comentario:

Dolf dijo...

Seduciendo como pocas. Incluso, a quien no sepa del tema le entra una importante curiosidad por el espectáculo... Para no perdérselo...